jueves, 11 de julio de 2013

La Metamorfosis

Esta es de las múltiples obras de las cuales tengo algún referente, a pesar de no haberlas leído. Creo que para profundizar un poco más en la obra sería de mucha valía leer o conocer más a fondo la biografía del autor, o en su obra, en particular Carta al padre. Kafka la escribe a los veintinueve años, edad parecida a la del protagonista, Gregorio Samsa. Después del sueño intranquilo, despierta convertido en un insecto (el cual a pesar de no explicitarse que se trate de una cucaracha, ha pasado al imaginario colectivo como tal). Sin embargo, más allá de preocuparse por su apariciencia y brusca transformación, su atención va dirigida hacia la hora que es y la consecuente perdida del tren. El inicio, tal como lo dice Jose G. Hernandez Piña, es impactante. El lector es testigo cómo en quizá tres meses las circunstancias familiares se modificaron completamente (ahí observo una doble metamorfosis: la del Gregorio y la que sucede a su entorno (como también se expone en la publicación de Hernández Piña). Tanto la familia como él mismo se deben ir adecuando al cambio y descubriendo sus nuevas capacidades: "Lenta y todavía torpemente, tanteando con sus antenas, que en ese momento le mostraron su utilidad, se deslizó (Gregorio Samsa) hasta la puerta para ver lo que había ocurrido." La vergüenza que la familia siente hacia el hijo, me recordó un lamentable tiempo en que los hijos con Síndrome de Down o parálisis, eran ocultados de la sociedad (tal y como ahora puede suceder con quien no comparte nuestras preferencias sexuales, en algunos casos). El aporte de Benjamín Moctezuma Longoria, me parece muy importane, toda vez que más de una ocasión, en tanto individuos, nos hemos despertado sintiéndonos raros, vaya la expresión coloquial como anillo al dedo: "como cucarachas". Esa metáfora se susceptible y ha sido estudiada desde diveras perspectivas: psicológica, filosóficas, económicas, sociales, culturales, esotéricas (como lo hizo Mario Magadán), y desde luego, textuales. Gregorio asumía la responsabilidad del bienestar y sobrevivencia familiar, propiciándole orgullo, además, consciente de ello, le angustiaba el futuro, su futuro, no como insecto que era, sino como sostén familiar: "<<¡Qué vida tan tranquila lleva mi familia!>>, pensó Gregorio. Mientras su mirada se perdía en las sombras, se sintió orgulloso de haber podido proporcionar a sus padres y a su hermana tan sosegada existencia, en un hogar tan acogedor. De pronto pensó con terror que aquella tranquilidad, aquel bienestar y aquella alegría iban a terminar..." No pude dejar de asociar el texto y vincularlo con "Tiempos Modernos", como bien apunta Ángeles Valle, con quien varias ocasiones comenté ambas obras. Iria Lima comentó algo en torno a las "personalidades impuestas", pues con la responsabilidad de la manutención, a Gregorio, también le transmitieron la idea de que la felicidad de su familia, era su responsabilidad, por ello se sintió culpable de la posible muerte de la madre. He dicho que la familia también se adecuó a las circunstancias, de tal manera, que tuvo que trabajar e incluso alquilar su vivienda, no obstante, se negaban a abandonar la vivienda y hasta más de dos meses después despidieron a la sirvienta. Esto me recuerda a aquellas familias del "tuvo": Mi familia tuvo dinero, mi abuelo tuvo minas, mi abuela tuvo propiedades. La mala relación del autor con su padre queda manifiesta en las manzanas y el bastón. El deseo de que fuera la hermana quien desapareciera, podría ser la expresión del sentimiento análogo que Kafka tuvo hacia sus hermanos Georg y Heinrich. La actitud de la hermana por desaparecer a Gregorio, la concibo como esa actitud que asumimos los "normales", hacia lo "no normal". El desarrollo físico de la hermana, que anunciaba "ya era tiempo de encontrarle un buen marido", es una oportunidad para seguir viviendo de alguien. No deja de ser conmovedor el momento en que escucha a su hermana tocar el violín; ni indignante la reacción de los inquilinos. La Metamorfosis es una obra de lectura inacabada, por ello a partir de sus primeras líneas han surgido nuevos textos, como aquel de Augusto Monterroso, titulado "La Cucaracha Soñadora": "Era una vez una Cucaracha llamada Gregorio Samsa que soñaba que era una Cucaracha llamada Franz Kafka que soñaba que era un escritor que escribía acerca de un empleado llamado Gregorio Samsa que soñaba que era una Cucaracha." 


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