martes, 28 de noviembre de 2017

Harry Potter y la piedra filosofal

Hace quince o dieciséis años acudí a la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil. En varias conferencias hicieron alusión o mencionaron a Harry Potter. No lograba saber a qué se referían. Existía una enorme brecha entre sus palabras y mis referentes. En el primer recorrido que realicé por la Feria, observé que Harry Potter era un fenómeno editorial. Es así como me hice de los tres primeros títulos de la saga. Mi esposa los devoró y solicitó que adquiriera los restantes. Así es como llegó este maguito a habitar el multifamiliar que son mis libreros.

En lo posible evité ver las versiones cinematográficas (a excepción de las dos últimas) con la finalidad de que las imágenes creadas fueran lo más propia posibles. Pero la mercadotecnia y el constante bombardeo mediático hicieron que fuera poco menos que imposible. De tal manera que las siguientes líneas corran el riesgo de aludir o mencionar aspectos que ya fueron abordados hasta la saciedad. Es de este riesgo donde surge una propuesta de lectura: ubicar, con calendario en mano, las fechas en las cuales se presentan episodios y eventos dentro de la obra. Otra vertiente es hacer una revisión de las mitologías mundiales.

Una más es la generación de escritura a partir de los denominados “puntos indeterminados”. Por ejemplo: El capítulo tercero de Harry Potter y la piedra filosofal, “Cartas a nadie”, brinda la posibilidad de estudiar, pero principalmente, producir textos epistolares. Harry recibe correspondencia de un remitente desconocido. Si invirtiéramos los papeles, podríamos hacer que los chicos envíen cartas a un destinatario cualquiera: el peatón que va por la calle, la persona que siguió el globo, el pasajero que dio con un sobre en el transporte público. ¿Qué contarían los adolescentes? Lo que quieran. El reto es que inicien una conversación y que estén dispuestos a compartir lo que ello quieran: características y costumbres de su comunidad, gustos, fobias, anhelos. La dificultad primordial estaría en responder la pregunta: ¿qué le digo al otro abstracto, al desconocido?

En secundaria, uno de los temas lo constituyen los elementos paratextuales. ¿Y si aprovechamos y los chicos escriben, editan y confeccionan alguno de los libros que le solicitan a Harry para su ingreso en Hogwarts? Opciones hay muchas. En Harry Potter y la piedra filosofal, en el capítulo quinto “El callejón Diagon”, hay algunos títulos. En Harry Potter y la cámara secreta, toda la obra del profesor Gilderoy Lockhart. La ladrona de libros también puede nutrir de títulos. ¿De qué tratan estos libros, cuál será su índice, sus ilustraciones?

Rubén Ávila Alonso, instructor de la Dirección General de Bibliotecas de la Secretaría de Cultura del gobierno federal, propone en su taller “Destino de héroes”, incluido dentro del manual Voces jóvenes en tu biblioteca pública una analogía de lista de útiles escolares a la que presenta Rowling. Esto es, si a Potter le solicitaron calderos, varita mágica, sombrero, ¿cuáles serán los “útiles escolares” que pedirían en una escuela de choferes de transporte público, de plomeros, de policías, de maestros, de bibliotecarias, etc.? En el primer ejercicio está implícita la escritura creativa, en éste el pensamiento creativo.

Finalmente, en Harry Potter y la piedra filosofal, hay un momento, en el trayecto hacia Hogwarts, en que aparecen estampitas de magos. Como esas estampas de beisbolistas o futbolistas que coleccionan los chicos. Esta es una buena oportunidad para conocer la biografía de los alquimistas y científicos de la química (sin que ello implique que la actividad se circunscriba a estos dos ámbitos). La investigación, la creatividad, el juego estarían puestos para la producción de sus propias estampas, las cuales –previa coordinación entre docentes- podrían intercambiarse con alumnos de otro salón, e incluso, otra escuela. Si aprender es más fácil cuando el proceso es significativo y tiene emoción, creo que estas son algunas ideas que pueden aportar un halo de frescura a las clases.


Rowling, J. K.: Harry Potter y la piedra filosofal, 9ª. ed., Barcelona, Salamandra, 2001, 254 p.