viernes, 23 de marzo de 2012

Los mejores cuentos de Oscar Wilde

Oscar Wilde (Dublin, Irlanda, 15 de octubre de 1854-París, Francia, 30 de noviembre de 1900) es, sin lugar a dudas, uno de los autores más importantes de la literatura universal. Esta edición, conformada por los cuentos "El modelo millonario", "El príncipe feliz", "El fantasma de Canterville", "El gigante egoísta", "El ruiseñor y la rosa", "El crimen de lord Arthur Saville", "El joven rey", "El pescador y su alma" y "El verdadero amigo", es de fácil lectura. Desconozco si esa sencillez del lenguaje esté presente en otras ediciones de Wilde, o sea trabajo del traductor, quien por cierto no aparece. Sin tener la certeza de qué tal útil sea reseñar obras muy divulgadas y conocidas, van las siguientes líneas.

"El modelo millonario" narra la historia de un joven que aspira casarse con su amada. Al visitar a un amigo pintor, se compadece del mendigo que posa para el siguiente cuadro, sin saber que ese gesto le haría posible su anhelado sueño.

"El príncipe feliz", nunca me ha gustado. Recuerdo haberlo leído en la primaria y una versión para preescolares. Me parece una historia demasiado rosa, sin dejar de reconocer, la carga de valores humanos que encierra y que tiene la estructura moral que algunos lectores buscan en los textos.

"El fantasma de Canterville" lo leí por primera vez hace como quince años. En ese momento me pareció entretenido. Hoy, con una segunda lectura, encuentro un texto muy divertido, ligero, y con un claro sentido del humor y la ironía. Se ha convertido en uno de mis textos preferidos y recomendables para lectores iniciales.

"El gigante egoísta", se ha convertido en un clásico de los cuentos infantiles. Al igual que "El príncipe feliz" y "El verdadero amigo", los valores humanos están a flor de piel. Lo que sucede en el jardín podría ser una metáfora de las teorías que afirman que el pensamiento atrae las circunstancias de vida. Lo mismo sucede, en cierta medida, con "El ruiseñor y la rosa", relato que muestra la ingratitud humana.

"El crimen de Lord Arthur Saville", me pareció un texto maravilloso. La intriga y el manejo de los tiempos que hace Wilde, son admirables. La imperante necesidad de lord Saville por evadir un asesinato en su destino propicia acontecimientos inesperados.

"El joven rey" cuenta la historia de un rey que llega al trono sin las más mínimas nociones del comportamiento real, pero con una gran solidaridad, empatía y compromiso con su pueblo. Varios políticos deberían aprender de él.

"El pescador y su alma", es un relato más extenso que "El joven rey", "El ruiseñor y la rosa", "El príncipe feliz" o "El modelo millonario", en él, Wilde hace que un joven pescador, enamorado de una sirena, se deshaga de su alma, la cual le tendrá reservadas algunas sorpresas, como revancha.

Finalmente, en "El verdadero amigo", el irlandés hace uso de la ironía para narrar la relación inequitativa de amistad que se presenta entre el Molinero y el pequeño Hans.

En general el libro es de fácil lectura, muy recomendable para jóvenes y adultos que quieres comenzar a adquirir el gusto por la lectura. Habrá que revisar otras ediciones y compararlas con esta. A los cuentos los acompañan dibujos de "Salvador".

WILDE, Oscar: Los mejores cuentos de Oscar Wilde, México, Ediciones Leyenda S. A., 2009, 157 p.

domingo, 18 de marzo de 2012

La ladrona de libros y corazones

La ladrona de libros es uno de esas historias a las que llegué circunstancialmente. Me llamaron la atención el título, la portada, las líneas de la cuarta de forros. Me encontré de pronto leyendo una de esas bonitas historias, de fácil digestión, propias para los lectores iniciales.

De los recuerdos de sus padres y de su imaginación, Markus Suzak (Sydney, Australia, 1975), rescata a Lisa Meminger, una pequeña niña de once años que de pronto se ve parte de una familia nueva. La muerte, narradora omnisciente en la obra, la encuentra varias ocasiones. La primera de ellas, cuando muere el hermano de Lisa.

El matrimonio conformado por Hans y Rosa Hubermann, vecinos de la Himmelstrasse, experimentan las tendencias de la política alemana del nazismo. Durante su estancia con su nueva familia, Lisa aprende a leer y descubre en los libros un mundo más llevadero que el de la realidad. La amistad de Rudy Steigner, y las ocurrencias de éste, otorgan al texto una dosis de comicidad. No obstante la nacionalidad alemana de los Hubermann, la persecución de los judíos, los pondrá en un aprieto terrible. En tanto, Lisa hace del hurto una forma de hacerse de comida... y libros. 

Quizá el grueso de libro desanime a más de uno a leerlo, sin embargo, es ligero, con una escritura sobria, sencilla, sin grandes pretensiones, muy accesible. Tal vez sea complicado para aquellas personas que temen a la muerte, primordialmente porque, como se dijo, ella es la que narra la historia y eventualmente se dirige al lector.

SUZAK, Markus: La ladrona de libros, México, Lumen, 2007, 544 p.




miércoles, 7 de marzo de 2012

El libro de todos los libros

Cuando mi amigo Sergio Bernardo Robles me habló y me presentó El libro de los Libros, me llamó la atención su portada. La imagen de un tipo descalzo que mira un libro gigante, colocado en un prado de un parque. El libro aparece abierto y se observa una imagen de una mujer caminando por la playa. El hombre la mira, como si estuviera dispuesto a acompañarla. 

Quint Buchholz (Stolberg, Alemania), es un pintor, dibujante e ilustrador. Michael Krüger, en lo que sería la presentación del libro, cuenta cómo un día Buchholz mostraba sus trabajos en la casa editorial. Ello dio lugar a la iniciativa de enviar un dibujo a cuarenta y seis auotores. El resultado fue en general magnífico. Desde luego, hubo quienes, como yo, sólo se describieron lo que veían. Otros, en cambio, lograron crear maravillosos textos de distintos géneros.

Los escritores que participan en el libro son: Jostein Gaarden, Herta Müller, Eduardo Mendoza, W. G. Sebald, Giuseppe Pontiggia, George Steiner, Hans Christoph Buch, Ana María Matute, Amos Oz, Rafik Schami, Cees Nooteboom, Carmen Mart{in Garzo, John Berger, Charles Simic, Marc Petit, Michael Krüger, Wolf Wondratschek, David Grossman, Juan Marsé, Ana María Moix, T. Coraghessan Boyle, Martin R. Dean, Per Olov Enquist, Ernst Jandl, George Tabori, Aldo Buzzi, Ludwing Harig, Milorad Pavić, Orhan Pamuk, Antonio Tabucchi, Elke Heindenreich, Michel Tournier, Aleksandar Tišma, Susan Sontag, Milan Kundera, Ida Vos, Martin Walser, Ivan Klíma, Botho Strauβ, José Agustín Goytisolo, Günter Kunert, Iso Camartin, Peter Hǿeg y Javier Marías.


BUCHHOLZ, Quint: El Libro de todos los Libros. Historias sobre imágenes, 2a. ed., España, Lúmen, 1998, 120 p.


lunes, 5 de marzo de 2012

El queso que me supo rancio

Había visto este título en muchos estantes, principalmente de cadenas comerciales y de autoservicio. Nunca me llamó la atención. Ello, debido a mis prejuicios y juicios en torno a los textos de autoayuda. Trataré, pues, de comentarlo en dos vertientes. La de los objetivos y propósitos del autor, que empatan con los objetivos y propósitos del lector, y la vertiente del estilo de redacción y la calidad de la misma.

Spencer Johnson es de esos autores que observan la carencia de una educación emocional en la mayoría de los seres humanos. De ahí surge la primera vertiente mencionada. Johnson es psicólogo de profesión. Seguramente se percató, en sus consultas, de que la resistencia al cambio era una situación regular entres sus pacientes. Y descubrió, además, un gran nicho de mercado.

Regularmente, el lector de libros de autoayuda y superación personal se encuentra en una encrucijada en su vida. Espera que alguien le de un consejo práctico que remedie su situación. Como vemos, los propósitos se encuentran y se complementan. Sin embargo, no hay que pasar de lado el hecho de que cada cabeza es un mundo. Es decir, estos libros, que para muchos son como fórmulas mágicas hacia la felicidad o recetas de cocina, no siempre consideran las circunstancias concretas de cada lector.

Para el caso de ¿Quién se ha llevado mi queso?, el uso de una historia para hacernos conscientes del cambio constante en que vivimos y nuestra capacidad de adaptación al mismo, funciona en la medida de los propósitos del autor. De una manera por demás clara, usa a un par de ratoncitos, y otro par de seres humanos diminutos para ilustrar su postura (que es un conocimiento oriental). No obstante, en función de esa claridad se confunde al lector. La historia es presentada como un cuento, cuando en realidad no lo es. Podría aspirar a ser una fábula, por lo elementos que la conforman, pero un cuento jamás. El lenguaje es en sí, pobre.

Quizá alguien argumente, con justa razón, que Johnson no es literato. Cierto. Pero en virtud de esa verdad, debería de dejar de confundir al lector. ¿Quién se ha llevado mi queso? es una opción para quienes padecen alguna crisis, pero no la mejor, a pesar de los elogios plasmados en la contraportada y en la portada misma.

JOHNSON, Spencer: ¿Quién se ha robado mi queso?, España, Ediciones Urano, 2001, 112 p.