lunes, 11 de julio de 2011

El libro ladrillo.


Eduardo Campech Miranda
[1]

Hace años escuché por primera vez los conceptos de libro ventana y libro espejo. No recuerdo, a ciencia cierta, si fue en boca de Claudia Gaete o de Carola Díez. Las ideas que encierran estas palabras son sencillas: el libro ventana, nos permite mirar el mundo de distinto modo, conocer lugares, personas, idiosincrasias, distintas a las nuestras. En tanto, el libro espejo, tiene la virtud de reflejarnos, con nuestras virtudes y nuestros defectos.

Hace un par de semanas terminé de leer un libro que puede abrir una categoría distinta a las dos anteriores: el libro ladrillo. Sí, ese tipo de libros que nos pegan como un tabique, como una fuerte sacudida que nos hace reaccionar. Eso fue para mí el Antimanual para lectores y promotores del libro y la lectura de Juan Domingo Argüelles.

El texto es sencillo y contundente. Aborda temas y actitudes que muchas veces los promotores de lectura asumimos posturas, que lejos de acercar y facilitar el vínculo con la palabra escrita, ahuyenta a los potenciales lectores. Quienes realizamos este trabajo pensamos, utópicamente dice Argüelles, que todo el mundo tiene los mismos intereses que nosotros, despreciando otros medios de esparcimiento y recreación.

De igual manera, el poeta nacido en Chetumal, aborda una serie de mitos (algunos creados desde las cúpulas de la política cultural y otros heredados socialmente) en torno al libro y la lectura: que si el libro y la lectura son un placer, si nos hacen más inteligentes, más humanos, mejores personas, más felices, que son mejores los libros que la vida, etc. Cada uno de estos mitos son analizados a profundidad.

Y es que como apunta Argüelles, el problema de la lectura en México, no sólo es problema de lectura, sino también de las condiciones sociales, culturales, educativas y económicas. El problema es que muchos funcionarios hablan en pro de la lectura y sus beneficios, aunque ellos mismos no lean, o en el peor de los casos, se asuman como lectores por “los catorce metros lineales de libros” que tienen.

El menosprecio por quienes no leen también es abordado. En un capítulo, el quintanarroense, manifiesta su preocupación ante la posibilidad de que las frases mercadotécnicas utilizadas para invitar a leer se tomen al pie de la letra por los malos lectores. En particular pone el ejemplo de un cartel, donde aparece un luchador con la leyenda: “Si no lees te madreo” (confieso que en un momento utilicé esa imagen como foto de perfil del facebook, por mi culpa, por mi culpa, por mi grande culpa) E incluso, aprovecha para “quemar” y restarle una opción más a los creativos de las campañas de lectura, titulando el fragmento en cuestión como “¿Me estás leyendo, inútil?

Dos agregados más del libro son los apartados donde, el autor, comenta algunos de los libros fundamentales en torno al tema y la sección “Elogio y vituperio del libro y la lectura”, constituida por frases de personajes célebres.

Sin lugar a dudas, Antimanual para lectores y promotores del libro y la lectura es una lectura que nos confirma situaciones que los promotores (o mediadores) de lectura hemos pensado alguna vez, no sin sentir que blasfemamos.

Argüelles, Juan Domingo: Antimanual para lectores y promotores del libro y la lectura: la utopía y el imperativo de leer, México, Océano, 2008, 436 p.


[1] ecampech@yahoo.com.mx

Publicado en "La gualdra", suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, 11 de julio de 2011.

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