lunes, 21 de marzo de 2011

Leer entre líneas, entre sábanas y entrepiernas.

Hace mucho que un libro no me provocaba la extraña contradicción de experimentar el anhelante deseo de conocer el desenlace y la congoja por saber que pronto terminará la historia. Eso mismo viví en la lectura de El lector de Bernhard Schlink (Bielefeld, Alemania, julio 6 de 1944).

Adquirí el libro por el título en una tienda departamental. También tenía un cintillo informando que esta obra era de donde se obtuvo el argumento de la película del mismo nombre. Hasta ese día, jamás había escuchado de ninguno de las dos manifestaciones artísticas.

El libro nos comparte la historia de Michael Berg y Hanna. Cuando se conocen fortuitamente él tiene quince años y ella más de treinta. El azaroso acontecimiento que permitió su encuentro también fue el inicio de una relación que iba de la conversación diplomática a la bañera y de la lectura a la intimidad. Michael acudía a la escuela y Hanna despachaba boletos de tren. Con el trato cotidiano las lecturas escolares salieron a relucir. Hanna le pide a Michael que le lea. Hanna escuchaba atenta Emilia Galotti, Vida de un vagabundo aventurero e Intriga y amor.

La pasión por la lectura que atrapa a Hanna alcanza tal nivel que se presenta el siguiente diálogo:

-¡Léemelo!
-Léelo tú misma, te lo traeré.
-Tienes una voz muy bonita, chiquillo. Me apetece más escucharte que leer yo sola.
-Uff... no sé.
Pero al día siguiente, cuando fui a besarla, retiró la cara.
-Primero tienes que leerme algo.

Así como un día sus vidas se encontraron, también se separaron para volverse a encontrar, pero en circunstancias completamente distintas. El encuentro no es, ni mucho menos, una reanudación de la pasión, por el contrario, Michael se encuentra en un dilema moral que le perturba y no lo deja tranquilo.

El lector es una historia de amor. De amor a una mujer, de amor a la lectura, de amor a las letras. Durante la trama van apareciendo datos que develan acontecimientos que van explicando claramente el proceder de cada personaje. Un libro digno de leerse y releerse, en silencio o en voz alta.

SCHILINK, Bernard: El lector, México, Anagrama, 2009, 203 p. (Colección Compactos 235).

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