lunes, 24 de enero de 2011

Una invitación a leer (y a escribir)


Uno de los criterios de selección de libros viene dado por los elementos paratextuales (colores, portada, tamaño de letra, ilustraciones, grosor, etc.), así fue como llegué al siguiente libro: Claro que me atrevo: Escritos de mujeres mexicanas. El título me llamó la atención y no me defraudó, al contrario, invita a seguir leyendo más obras de Documentación y Estudios de la Mujer A. C. (DEMAC).

La estructura del libro es una analogía de la estructura de la mayoría de las vidas, es decir, va de los orígenes a la muerte, dejando para el final tres apartados: la escritura, los comienzos y los diarios. Relatos breves, de hecho, extractos de relatos, configuran el universo del texto. En él las historias se entretejen para compartirnos el caleidoscopio de sensaciones y emociones, que nos recuerdan nuestra condición humana.


Testimonios desgarradores desde la mujer que no sabe quién fue su madre, la hija que presenció el intento de suicidio de su progenitora, la militar paracaidista que experimentó el dolor de varias fracturas en una demostración ante el presidente, la anciana que recuerda el día que la llevaron al asilo, la niña que sabe que su condición de mujer y de infante la hacen presa de la violencia. También hay textos alegres, aquellos que dan gracias a la divinidad que otorga la vida, el reencuentro con el ser, la juventud realizada, la gratificación de nacer en “pañales de seda”. 

Sin lugar a dudas este es un libro que provoca leer, y lo mejor, invita a escribir, a romper silencios, a compartir la vida. 

Claro que me atrevo, México, DEMAC, 2006, 303 p.

1 comentario:

  1. Nadie se construye así mismo, tampoco es el resultado de un equívoco, Julio Cortázar comentaba que a él todo se le facilitaba no lo discuto digo entonces que Dios se acerca sin distingo a quien sea y elige de igual manera. Quien escribe, argumenta en su dialogo y su conversación se enriquece porque nos participa su saber de su visión universal, incorpórea y sin umbral a cualquier tiempo porque es necesidad que yo me ubique a la escena; se les oye hablar y así en unas cuantas líneas o extensos escritos caminamos a la par esa magnífica compañía señera del deambular por escuchar el ritmo, lisonjero, hosco cual naturaleza que nos enfrenta al abismo por buscar el enfrentamiento a uno mismo. Delectar la existencia con otra mirada, respirar el detalle inefable, acercarme y asi de quedito escuchar la voz del que escribe. 03.05.2011

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