Muchas personas consideran que los libros álbum son exclusivos para pequeños, sobre todo por ser sencillos de leer. Dicha concepción se debe, principalmente, al formato mismo del libro: predomina la imagen sobre el texto. Sin embargo esto no siempre es así. Hay libros-álbum que son un reto a los referentes culturales del lector. Tal es el caso de Voces en el parque de Anthony Browne (Sheffield, Inglaterra; 11 de septiembre de 1946).
Los libros de Browne se caracterizan por jugar con la intertextualidad y provocar el pensar en el lector. La historia del libro que nos ocupa es sencilla: una tarde en el parque. ¿Qué tiene de complejo ello? En apariencia nada, sólo que es una historia contada a cuatro voces, cuatro miradas de un mismo acontecimiento, cuatro sentires de una misma experiencia.
Los protagonistas, los narradores son: la madre de Carlos, el padre de Manchas, el propio Carlos y la propia Manchas (además de las respectivas mascotas de cada infante). Iniciemos con Carlos y su familia: Propietaria de una gran casa, es decir, una familia opulenta, la madre es una madre sobreprotectora que no deja a Carlos explorar el mundo. Éste es un niño deseoso de jugar, de ser libre. En claro contraste se encuentra Manchas y su padre. El desempleo lo tiene preocupado y deciden ir al parque para despejar la mente. Ahí se encuentran la niña y el niño. Los perros de ambos también juguetean.
Las imágenes surrealistas son sin lugar a dudas un homenaje al pintor belga René Magritte y en menor medida a Edvard Munch (en dos ocasiones aparece “El grito”). El juego de sombras también nos dice algo, los colores, las estaciones, las referencias a otras obras culturales. Un libro para disfrutar, para reflexionar, para pensar, para leer y para ver.
BROWNE, Anthony: Voces en el parque, México, FCE, 1999, 32 pp.
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