martes, 10 de mayo de 2011

Cuentos con atole y tamales

Una de las figuras más importantes dentro de la literatura infantil mexicana es sin lugar a dudas Teresa Castelló Yturbide, mejor conocida como Pascula Corona, pseudónimo en homenaje a su nana. Al igual que los hermanos Grimm, en Alemania; Afanasiev, en Rusia; Perrault, en Francia; Pascuala Corona se dedicó a recopilar la tradición oral y materializarla en escritura.

En 1951 aparece bajo el sello editorial de la Secretaría de Educación Pública, Cuentos de rancho, y  cuarenta años después sería reeditado por el Fondo de Cultura Económica en su colección "A la orilla del viento".

Teniendo como escenario el tiempo de cocción de los tamales, el caporal, la cocinera, la ama de llaves, el caballerango y la galopina, comparten historias de la tradición oral a los niños ahí reunidos. Así, "Don Juan Cantinplatas" es la historia de un pecador y su arrepentimiento; "El zonzo", una divertida narración y el inconmensurable amor maternal; "La beata" es una mujer que apegada a su fe, olvidó el sentido común, teniendo su merecido; "Majomalay o Gaitagileno" es un cuento clásico de hadas, pero ubicado en un contexto nacional en el cual hacen su aparición personajes de la realeza; "Aventura de dos ladrones" es una historia de la tradicón oral mundial, la misma anécdota la podemos encontrar en varias culturas, la sagacidad, el ingenio y la suerte son virtudes del protagonista; "La Malagona", otro cuento de hadas, conjuga una historia de princesa, reyes y campesinos en un ambiente y lenguaje mexicano, así encontramos frases como "¡Viejo, viejo, que se llevan a Malagona!" y finalmente el texto que da nombre al volumen: "El pozo de los ratones", también es un relato universal, el cual reivindica las virtudes morales e inteligencia. Las últimas cuatro historias tienen antecedentes en Las mil y una noches.

El libro en sí es bastante oral. La redacción, las palabras utilizadas impregnan la atmósfera de la narración oral en los ámbitos rurales. Expresiones como "aiga", "bastimento", "usté", son recurrentes en el texto, enriqueciéndolo considerablemente. Las ilustraciones de Blanca Dorantes complementan y refuerzan la creación de imágenes mentales. Como un agregado suculento, se incluyen las recetas de los tamales y el atole de masa.

El pozo de los ratones y otros cuentos al calor del fogón, es un libro para leerse en voz alta y compartir una tarde o noche dedicadas a la palabra.

CORONA, Pascuala: El pozo de los ratones y otros cuentos al calor del fogón, México, FCE, 1991,  p.97. (A la orilla del viento; 1).


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