jueves, 19 de septiembre de 2013

Los miserables

Cuando un maestro o maestra de Español o Literatura me piden les sugiera un título "con valores", "con mensaje", automáticamente me dice que no lee literatura.

Es decir, las obras maestras de esta arte se caracterízan por ello: la presencia de valores (y antivalores) que dan credibilidad a la personalidad de protagonistas y antagonistas.

Cuando un maestro o maestra de Español o Literatura me piden les sigiera un título "con valores", "con mensaje", de ahora en adelante, les recomendaré Los Miserables de Victor Hugo (Besanzón, Francia, 26 de febrero de 1802-París, Francia, 22 de mayo de 1885).
¿Vale la pena contar, por enésima vez, el argumento de esta historia, quizá más vista que leída? No. Basta agregar que Hugo nos presenta a flor de piel la misería -en todas sus connotaciones- humana. Que podría darnos vergüenza que seguimos padeciendo -e incluso, corrigiendo y aumentando- los mismos vicios y las mismas mezquindades que él sitúa en el siglo XIX. O, tal vez, podríamos resignarnos y pensar que, finalmente, así somos.

Hay quienes hablan de héroes (en el sentido moderno del término) de la literatura. Creo que Jan Valjan es, sin duda, uno de ellos.

Por otro lado, la personalidad y obstinación  de Javert por cumplir su deber raya en lo enfermizo. Sin embargo, en condiciones por las que atravieza nuestra nación, en materia de seguridad, bien valdría la pena tener un centenar de ellos.

Los Miserables es una obra maravillosa, recomendada para quien guste de la historia europea, francesa en particular, las aventuras y los argumentos adictivos.

HUGO, Victor: Los Miserables, España, Folio, 1999, 424 p. (t. I) 431 p. (t. II), (Grandes Obras de la Literatura Universal).


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