Desde sus inicios, la literatura infantil ha tenido un sesgo didáctico. Las fábulas, por su propia naturaleza, han sido vehículo moralizante y de enseñanza en cabeza ajena. El cocodrilo y la garza se inscribe dentro de las fábulas que cierran con una moraleja implícita, la cual permite al lector un buen ejercicio mental.
Más allá del goce estético, el placer de la lectura también es un goce intelectual. Si al niño se le leen textos atractivos e inteligentes, la multidimensión (emocional, social, cultural, intelectual, estética, cognitiva, etc.) de la lectura será más asible.
Héctor Culebro narra la historia de un cocodrilo, el cual desesperado por un dolor agudo en la mandíbula, busca auxilio entro otros animales de la selva. Nadie se expone a perder la vida en las fauces del saurio. Hasta que una pequeña garza se arriesga y alivia el suplicio del cocodrilo.
Las acuarelas de Claudia Dionne y Tere Parra ilustran el texto, con trazos sencillos, limpios, pulcros.
CULEBRO, Héctor: El cocodrilo y la garza, México, Ediciones Corunda-CONACULTA, 1997, 24 p. (El sueño del dragón. Mis segundas lecturas).
No hay comentarios:
Publicar un comentario