Galardonado con el Premio Internacional a la Investigación sobre Cultura Escrita 2002, este libro recoge una interesante investigación de Judith Kalman efectuada en Mixquic, poblado sureño de la capital mexicana. Lectura imprescindible para quienes fomentan y promocionan el libro y su lectura, Saber lo que es la letra analiza cómo a pesar de los esfuerzos y programas oficiales los espacios de lectura siguen sin ser explotados en toda su capacidad.
Lo anterior se desprende de la comprensión de dos conceptos clave: disponibilidad y acceso hacia los materiales escritos o soportes textuales. Ambos son necesarios para dimensionar en toda su magnitud otro concepto: alfabetización, que en palabras de la autora es “entendida como un mosaico de prácticas sociales que varían según el contexto de uso.” (p. 30).
Una de las bases para acercarse a las prácticas de la lengua escrita, fue para la autora el contexto socioeconómico y cultural. De ahí que integre al texto un marco referencial con indicadores de ésta índole. La identificación de los espacios y prácticas de escritura, o de lenguaje escrito, descubre modos y soportes de circulación de la palabra, exhibiendo a la escuela como un lugar de acogimiento de la escritura, aunque no el único. Es así como se llega al concepto de espacio generador de lectura y escritura, en el cual la presencia física y accesibilidad hacia los materiales tienen gran relevancia.
Dentro de estos espacios generadores se ubican la escuela, la iglesia, el correo, la biblioteca, los expendios de publicaciones periódicas, la familia, los espacios laborales, gubernamentales y la calle misma.
Pese al avance tecnológico que propicia medios eficaces y rápidos de reproducción de escritos, en localidades como Mixquic, la copia “a mano” es una práctica de escritura común para tal fin y no solamente una transposición didáctica, en palabras de Delia Lerner. Dentro del hogar encontramos la biblioteca familiar constituida por todos aquellos materiales escritos existentes en la casa.
Mediante un taller de lectura y escritura con mujeres no alfabetizadas, la autora inicia el recorrido de su investigación-acción. Las mujeres participantes descubrieron una nueva forma de mirar el mundo, de ser parte de él, un nuevo camino para su autonomía e independencia, creo que todo ello se resume, en palabras de Carmen, una de las asistentes: “Agarrar un libro y no saber leer, es como si estuviera muda ¿no?”.
Las conclusiones brindan luz a quienes deseen promover la lectura, a hacer lectores, a hacer de la cultura escrita una práctica más valorada y democrática, a no creer que sólo fundando bibliotecas, escuelas, salas de lectura, se apuntará a la formación de lectores.
Kalman, Judith: Saber lo que es la letra: una experiencia de lectoescritura con mujeres de Mixquic, México, SEP/UNESCO Institute for Education/Siglo XXI Editores, 2004, (Biblioteca para la Actualización del Maestro), 190 p.