martes, 28 de abril de 2015

El hombre acecha / Cancionero y romancero de ausencias

Miguel Hernández es uno de mis poetas favoritos. Condición que se ve afectada, seguramente, por los pocos rasgos que conozco de su vida. Este volumen recoge dos de sus últimas obras.

El hombre acecha, del cual algunos poemas datan de 1937, es el canto desgarrado de la guerra, pero también la voz de la esperanza. Su viaje a Rusia y el impacto que causó en el poeta la industrialización soviética quedan plasmados en sus versos.

Me gustan los poemas "Los hombres viejo", en su primera parte y "El herido", en su segunda parte, musicalizada e interpretada por Serrat con el título de "Para la libertad".

De la segunda obra puedo decir que encuentro un tono que va de lo festivo a lo impotente. Leopoldo de Luis y Jorge Urrutia, quienes tuvieron la edición bajo su responsabilidad, identifican los primeros poemas como el duelo por el deceso de su primer hijo.

De mis predilectos están el 4 ("Tus ojos parecen"), 5 ("En el fondo del hombre"), 8 ("¿Qué quiere el viento de encono?"), 14 ("Llegó tan hondo el beso"), 16 ("Cuerpo del amanecer"), 18 ("Cada vez que paso"), 19 ("El corazón es agua"), 21 ("Por las estaciones"), 22 ("Cada vez más presentes"), 25 ("Llegó con tres heridas"), 26 ("Escribí en el arenal"), 29 ("Ausencia de todo veo"), 30 ("¿De qué adoleció..."), 31 ("Tan cercanos y a veces"), 38 ("Trucos de soledad"), 39 ("Todas las casas son ojos"), 40 ("El amor ascendía entre nosotros"), 45 ("¿Qué pasa?"), 47 ("La vejez en los pueblos"), 48 ("Llueve. Los ojos se ahondan"), 50 ("Mi casa contigo era"), 52 ("Todo está lleno de ti"), 53 ("Callo después de muerto), 57 ("Tristes guerras"), 59 ("Menos tu vientre"), 60 ("Beso soy, sombra con sombra"), 62 ("La boca"), 66 ("Después del amor"), 68 ("La cantidad de mundos"), 73 ("Todas las madres del mundo") y desde luego, 74 ("Las nanas de la cebolla").

Esta edición incluye algunos poemas que no aparecen en el cuadernillo original.

La obra de Hernández me parece un buen ejemplo del uso de las figuras retóricas, abundan en ella, ricas, exuberantes, contundentes.

Desde luego que mucho tuvo que ver Serrat en mi gusto por el poeta de Orihuela.

De Luis y Urrutia ofrecen un detallado estudio introductorio a la vida y obra del poeta, lo cual permite otro acercamiento a los textos.



HERNÁNDEZ, Miguel: El hombre acecha/Cancionero y romancero de ausencias, México, REI, 1987 (Letras Hispánicas; 197), 254 p.

martes, 20 de enero de 2015

Diablo Guardián

Xavier Velasco (México, 1964) inicia su novela dejando abierta la presentación de los personajes. Están pero no sabemos cómo son. Se habla de Pig y Violetta. Sólo un dato, el de Rosa de Alba Rosas Valdivia, su edad, veinticinco años. Y un indicio de que puede ser Violetta. Ésta nos compartirá su vida, con un lenguaje coloquial, con el descaro que atrapa en la narración.

Velasco hace de Pig su alter ego. Mediante el personaje plasma frases en torno a la escritura, al acto de escribir, revisar, romper, borrar. Escribir como un acto de develarse ante el lector. Por eso "Escribir para nadie y para nada: fue así como aprendió a hacerse invisible." La referencia a Faulkner, mediante su "detector", está explicada por el mismo texto: "es preciso poseer un detector de mierda, innato y a prueba de golpes". Hay que revisar severamente y con ojo crítico, cada uno de nuestros textos. (Capítulo 3: El huérfano invisible).

La noción de puta que construía Violetta, a sus escasos catorce años, me recordó otra novela. Ésta de Raquel Sevilla: De chica quería ser putaLa maldad de este personaje viene de familia. Las circunstancias sólo le ayudaron a moldear esquemas. El universo de Pig se va configurando: El descubrimiento de las drogas, nuevas amistades que comparten aficiones, la incógnita de la Sopa. Violetta detesta las apariencias, principalmente aquellas construidas por su familia. Conocedora de su doble poder de seducción (dinero -cordero de oro, fin primario y último de su hedonismo- y senos desarrollados), no duda en usarlos cuando la situación lo exige. Vive el presente. El futuro es un albur.

El predecible y esperado encuentro entre los personajes se da. Rosalba tiene a su Diablo Guardián, su piedra en el zapato, el sustituto de Superman, la perdida de su libertad. El azar es convergencia en el devenir de Pig y en el de Violetta. La emoción se ve aderezada con humor. Los juegos de palabras que ha hecho el autor son geniales y divertidos. Hubo un momento en que Violetta me resultó desesperante, pero al final me simpatizó. Tal y como ella misma reconoció, estaba atrapada en su propio juego. En un principio me recordó a Eusebio Ruvalcaba, pero con el transcurso de la historia, Velasco mostró más reflexión y un sello propio.

VELASCO, Xavier: Diablo Guardián, México, Punto de Lectura, 2010, 529 p.